Actualmente vive en Perú, es ídolo en el Bolivar de Bolivia y en el Sporting Cristal. Fue goleador indiscutible en los equipos por los que pasó. Se inició en Sportivo Belgrano y se creó fama de los penales que paralizaban corazones.

Es Horacio “La Pepa” Baldessari, hermano del “Gallego”, nombres que son conocidos por Barrio Alberione. De infancia en Barrio Jardín, dueño de goles recordados en el Racing del “coco” Basile de 1981 y en Belgrano de Córdoba; ídolo en Bolivia y en Perú.


Se fue joven de San Francisco en busca de trascender en el fútbol, el “pirata” lo acobijó y allí recibió el apodo de “Pepita”, por su parecido físico a “la Pepona” José Omar Reinaldi.

“Muy buenas las notas recordando historias deportivas y de Sportivo Belgrano, ¿tendrán algo recordando a Horacio “la Pepita” Baldessari?, a quien en la infancia le habíamos puesto el apodo de “Garrincha” y así aún hoy le decimos sus amigos”, escribió Horacio Martínez, sanfrancisqueño lector de DSP que obligó a revisar todos los archivos y navegar por sitios boliviano y peruanos para seguir el hilo conductor de su extensa y exitosa trayectoria como jugador y luego como entrenador.

El “Garrincha” que aquellos años comenzó en el Baby Fútbol en Barrio Jardín, luego pasó a Sportivo y llegó a debutar en la primera de la verde en 1975 con Jorge Sanitá como entrenador; ingresó ante Lavalle cuando la verde estaba perdiendo 0-2 y ganaron 3-2 con dos goles suyos. Hoy tiene 61 años y vive en Chiclayo, ciudad del noroeste peruano, a 13 kilómetros de la costa del Pacífico y a casi 770 kilómetros de Lima.

ustamente en la capital peruana lo idolatran, al menos los hinchas del Sporting Cristal, club en el que fue campeón y goleador en 1991 con 25 tantos y jugó Copa Libertadores en 1993, año de su retiro.

La “pepita” tenía una fama destacada por sus ejecuciones desde el punto del penal. “Para patear así hay que tener personalidad. ¿El secreto? No sacarle nunca la mirada al arquero”, le había dicho a Mundo D en el año 2013.

Luego contó una anécdota de su etapa en Racing, en el Nacional ’81. “Jugábamos con Gimnasia de Jujuy, íbamos 1-1 y quedábamos eliminados, y sobre la hora me hacen un penal. Yo no tenía que patearlo, pero cuando me levanté del piso vi a todos mis compañeros en la mitad de la cancha. Agarré la pelota y le pegué despacio, como siempre. La pelota dio en un palo, recorrió toda la línea por atrás del arquero y se metió al arco. ¡Debe haber sido el único gol de la historia que no se gritó en las tribunas! Cuando entré al vestuario, ‘el Coco’ Basile, que estaba sentado con el presidente Mario Spirópulos, se levantó, me insultó de arriba abajo y al final me dijo: ‘No podés jugar así con mi salud, hermano. ¡Nunca más vas a patear un penal conmigo’! Y no me dejó patear más”.


En Belgrano fueron tres penales que pateé, pero me agarraron con los hinchas. “Todo bien, pero si nos infartamos y quedamos vivos por como pateas, te matamos. Dale más fuerte”, me decían. Los hinchas son bravos. En la academia de fútbol, donde entreno a pibes, les enseñé a pegarle así de despacito y los padres me querían matar. Pero me preguntaban por qué hacía eso”.

Luego de jugar en Sportivo Belgrano, pasó al “Pirata” y en 1978 dejó Argentina para fichar en Blooming de Santa Cruz, Bolivia. En 1980, regresó a Belgrano, y luego pasó por Racing de Córdoba (1981), Oriente Petrolero (1982), Bolívar (1983), Oriente Petrolero (1984), Bolívar (1985), Blooming (1986), Destroyers (1987), Belgrano (1988-89-90) y Sporting Cristal (1990-91-92-93).

Como entrenador trabajó en Aurich-Cañaña de Chiclayo (campeón de la Copa Perú en 1993) hasta 1995, en León de Huanuco (1996) y Deportivo Municipal (2000). Juan Aurich, León de Huánuco, Atlético Chalaco y Carlos Mannucci.


Horacio Baldessari cumplió una sanción de cinco años que le impuso la Comisión de Justicia de la Federación Peruana de Fútbol por su polémica denuncia en televisión. El exfutbolista de Sporting Cristal había sacado a la luz un soborno que recibió el arquero del equipo de Copa Perú que dirigía en ese momento. “Me equivoqué en la forma de hacerlo, pero en ese momento, mi grado de indignación fue muy alta, por hechos que no viene al caso recordar”, expresó.